¡Hola Pitáblogers! ¿Os quedasteis con ganas de más paradojas en la
entrada anterior? Parece que esta sección ha tenido éxito entre nuestros lectores, así que, no os preocupéis, aquí vienen nuevas paradojas para que reflexionemos
sobre ello.
Esta nueva historia la hemos cogido del libro ¡Ajá! Paradojas que hacen pensar, de Martin Gardner y traducido por
Luis Bou. ¡Empezamos!
A
los filósofos griegos les
gustaba
referir el caso de un
cocodrilo
que le arrebató su
bebé
a una mujer.
Cocodrilo: ¿Voy a comerme a tu
niño?
Responde correctamente
y
te lo devolveré ileso.
La
madre: ¡Ay, ay,
ay! ¡Te vas a
comer a mi
hijito!
Cocodrilo: Humm... ¿Qué debo
hacer?
Si te devuelvo el nene lo
que
has dicho será falso. Debería
habérmelo
comido ya... Decidido,
no
te lo devuelvo.
La
madre: ¡Tienes
que hacerlo!
Si
te comieras a mi nene yo
habría
contestado correctamente,
así que tienes que dármelo
así que tienes que dármelo
El
pobre cocodrilo estaba tan embrollado que dejó escapar al niñito.
La
madre lo asió de un brazo y huyó.
Cocodrilo: ¡Cáscaras! ¿Por qué no me diría que le
devolviera el chiquillo?
¡Ahora
estaría yo disfrutando de un bocado exquisito!
El
cocodrilo tiene un dilema: tiene que comerse al niño y tiene que devolverlo,
las dos cosas al mismo tiempo. La madre fue muy lista. Supongamos que hubiera
contestado:
«Vas a
devolverme a mi hijito». En tal caso el cocodrilo hubiera podido devolverlo o
comérselo, a su capricho, sin contradecirse.
Si lo devolviera,
la madre habría contestado correctamente, y el cocodrilo, cumplido su palabra.
Por otra parte, de ser lo bastante malvado, puede comerse al nene. De esta
forma, lo afirmado por la madre sería falso, liberando al cocodrilo de la
obligación de soltar al niño.
Fuente: ¡Ajá! Paradojas que
hacen pensar, de Martin Gardner con la traducción de Luis Bou.
🤯🤯 genial paradoja!
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